Por Nicolás Hardy
22 / 08 / 2022
En los últimos años, se ha discutido bastante en el debate público sobre el rol de las finanzas en la sociedad. Un buen ejemplo de esto es la (pésima) reputación de las administradoras de fondos de pensión (a pesar de tener rendimientos de cartera más que razonables). A su vez, es frecuente escuchar opiniones del estilo: “¿Y a quien le importa que caiga la bolsa de acciones?”
Para mí, la pregunta central tras este debate es: ¿Son las finanzas un aporte a la sociedad?
Esta es una pregunta que, a mi juicio, resulta sumamente controversial hasta el día de hoy (en particular para mí, como Doctor en Finanzas). Zingales (2015) señala que un 57% de los lectores de The Economist está en desacuerdo con la afirmación “la innovación financiera promueve el crecimiento económico.” Esto resulta aún más impactante cuando pensamos en el sesgo de selección: los lectores de The Economist seguramente entienden mejor el contexto económico y financiero que una persona promedio (son un público interesado en informarse sobre estos temas). Más aún, cuando se pregunta por cuánto benefician las finanzas a la economía, aproximadamente la mitad de las personas piensa que no la benefician, sino por el contrario, la dañan. Si bien parte de esta mala fama puede atribuirse a las crisis financieras, Zingales (2015) comenta que esta mala reputación tiene larga data; por ejemplo, prohibiciones a actividades financieras aparecen incluso en el antiguo testamento: “Si prestas dinero a mi pueblo, al pobre que está contigo, no te comportarás como acreedor, y no extraerás intereses de él.” Éxodo 22:25 (traducción de su versión en inglés).
¿Qué rol juegan entonces las finanzas en una sociedad? En mi opinión, existe abundante evidencia en la literatura de que las finanzas contribuyen al bienestar de la sociedad por medio de distintos mecanismos:
- Levine (2005) muestra que el desarrollo financiero tiene un efecto positivo sobre el valor de las compañías (ya sea por acceso a financiamiento u oportunidades de inversión), y por tanto, promueven el crecimiento económico. Por cierto, crecimiento económico no es el único resultado en el bienestar: la reducción de las fricciones de financiamiento hace que proyectos rentables se concreten, lo que reduce la desigualdad, mejora el empleo, entre otras externalidades positivas.
- Jensen y Meckling (1976) demuestran que las decisiones financieras pueden disminuir los costos de los problemas de agencia (entre gerentes y propietarios), lo que crea valor en una organización
- Hayek (1945) argumenta que los mercados financieros entregan valiosas señales sobre el precio correcto de los activos en el mercado
- Myers y Majluf (1984) explican que las decisiones financieras alivianan los problemas asociados a las asimetrías de información, y por ende reduce los costos de la selección adversa
- Mollica y Zingales (2008) muestran que mejor acceso a financiamiento promueve el emprendimiento, y por ende tienen un impacto positivo en el empleo y el crecimiento
- Levine y Rubinstein (2014) muestran que las finanzas promueven el acceso a la educación
- Beck et al. (2007) demuestran que mercados financieros más profundos reducen significativamente la pobreza y reducen la desigualdad en ingresos.
- Finalmente, las finanzas son uno de los pilares claves en cualquier estrategia organizacional. Los encargados de la gestión financiera son, en última instancia, los responsables del éxito o fracaso de la organización. Independiente del objetivo de la institución, las finanzas tienen como objetivo la maximización de utilidad (entendida como riqueza o bienestar social). Así, entre los objetivos del área de finanzas en una institución, se encuentra: i) Aumentar el valor de la institución, ii) Minimizar el riesgo al que está expuesto la organización, y así asegurar estabilidad en el crecimiento, iii) Asegurar niveles de liquidez que permitan a la institución cumplir con sus obligaciones, como también reducir fricciones que podrían destruir valor (e.g., evitar que proyectos rentables no se concreten por no tener acceso a financiamiento).
Es claro que hay una dicotomía entre los beneficios de las finanzas como disciplina, y su reputación. ¿Debería importarnos esta mala reputación? En mi opinión, debería importarnos (y mucho). Esta mala reputación puede tener consecuencias reales: la opinión general moldea las regulaciones y la intervención de los gobiernos, lo cual en ocasiones puede ser subóptimo. Por otro lado, el impacto positivo que generan las finanzas depende, en parte, de la percepción general que tenga la sociedad sobre su aporte. Si la gente no cree en el sistema financiero, es difícil que cumplan con sus contratos y obligaciones financieras, lo que deja sin estabilidad a la industria, y por tanto, todos los beneficios enumerados anteriormente desaparecen.
¿Qué está ocurriendo aquí? En mi opinión, parte de las críticas a las finanzas son justificadas, sin embargo, no podemos dejar de lado los potenciales beneficios para una sociedad. En este sentido, los profesionales en finanzas tienen una responsabilidad que por años han evadido: es necesario que tengan un rol más activo y visibilicen su aporte en la sociedad.